Más allá del evidente impacto estético que genera en cualquier ambiente, un jarrón con agua y flores frescas muestran una forma de vivir la vida: la de la alegría, la de la ilusión, la de la felicidad, la del amor.
Cuando hablamos de flores no se puede dejar de mencionar la enorme cantidad de efectos positivos sobre nuestra vida, nuestro espíritu, nuestra energía y la de nuestro hogar.
La experiencia propia y algunos estudios científicos son suficientes para asegurar que estas no son emociones personales, sino que trascienden y ayudan mucho más de lo que podamos imaginar.
Las flores ejercen un efecto positivo sobre nuestro estado de ánimo, lo que derrama en las relaciones sociales. En los hospitales, por ejemplo, alivian el dolor de los pacientes; en las oficinas y las aulas, disipan el estrés y motivan la inspiración y la productividad.
Los ramos tienen el poder de acompañar un te amo, un te extraño o un perdón, y hasta de reemplazar las palabras, ya que nos ayudan a conectar con los demás. Quien recibe un ramo de flores como regalo no se lo olvida jamás y ese efecto placentero se mantiene largo tiempo.
Su impacto en la emoción de las personas es inmediato y todo el mundo responde positivamente a las flores. ¿Por qué nos gustan tanto? Puede ser por sus colores, sus patrones, su simetría, su belleza, su olor y su perfección, que nos llevan a la introspección y perdernos en admiración.
Todo esto nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué no tener flores a nuestro alrededor? ¿Cómo no tomar a nuestro favor todo lo positivo que tienen para brindarnos? ¿Cómo no regalar flores más seguido a la persona que queremos?
Quizás no tenemos la cultura de comprar flores, ya que generalmente lo asociamos a un gasto innecesario o a un regalo efímero, pero también podemos invertir ese pensamiento y creer que comprar u obsequiar flores es invertir en nuestra felicidad y la de quienes queremos.
Además, tenemos que sacarnos de la cabeza que las flores son solo para relaciones románticas o un gusto de mujeres. Son perfectas para todo el mundo y significativas en todo vínculo. ¿Cuándo fue la última vez que te regalaron flores? Seguro que recordando se te pinta una sonrisa en la cara. Y seguro que a alguien que no la está pasando bien le cambiemos un poco el día con esta sorpresa, sea quien sea.
Llevar un ramo de flores en las manos, aunque sean dos margaritas de nuestro jardín, se siente como una bendición de la naturaleza.
Cuidado de las flores
- Elegir un lugar fresco y evitar el sol directo si son flores de corte.
- Utilizar recipientes limpios.
- Limpiar bien los tallos, sin dejar hojas en contacto con el agua para evitar que se formen bacterias (que después arruinan la flor).
- Cortar el tallo un poco en diagonal ayuda a que absorba mejor el agua
- Reemplazar el agua al menos día de por medio y volver a cortar el tallo para que vuelva a absorber.
- Agregar una gotita de lavandina ayuda a mantener mejor el agua.
Con estos pocos tips tendremos siempre flores frescas y con buen aspecto alegrando nuestro hogar.
P/D: Hoy son tendencia las flores secas porque son un buen recurso para adornar cualquier espacio. ¡Antes de tirar tus flores frescas — y antes que se pongan feas— aireálas un poco y cortáles el tallo, colgálas boca abajo y …voilá! Ya tenés tu ramito seco.
No todas las especies responden bien al secado de esta manera pero la mayoría sí, y se las puede ayudar colocando un poco de laca en aerosol para evitar que se caigan los pétalos.
Es mi deseo que el FlowerPower te invada y poder acercarte a este mundo, mi mundo ideal, porque ¡todo es más lindo con flores”.
Sole Bobbio.