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17/04/2024

La mirada del otro en las redes sociales

¿Cómo te llevas con la mirada de los demás? ¿Buscas aprobación en las otras personas? ¿Cuánto te limita el que dirán? ¿Qué sentís frente a la crítica social? ¿Qué tan pendiente estás en agradar al otro?

En muchas oportunidades las interacciones en redes sociales pueden hacernos sentir halagados, contentos, apoyados, queridos o aceptados, y también afectados, maltratados por una opinión, rechazados por indiferencia u ofendidos. ¿Por qué nos afecta tanto la mirada del otro? ¿Qué hacemos para revertirlo?

La irrupción de tecnologías digitales y la incorporación de Internet en la vida cotidiana han contribuido a cambios significativos en la subjetividad de las personas, generando modificaciones en los vínculos sociales. La realidad virtual fascina y, de algún modo, determina la vida de las personas.

Nos encontramos en una transformación cultural: la exhibición va ganando terreno en desmedro del resguardo de la intimidad.

La realidad nos aloja en un espacio virtual donde muchas veces se prefiere al que está lejos en detrimento del que está cerca. Paralelamente, nos encontramos con un delgado límite entre el espacio entre lo público y lo privado. Así, surgen entramados sociales que deberían revisarse a la luz de las nuevas configuraciones subjetivas.

Nos encontramos con un exceso de mensajes, fotos y publicaciones donde no hay contenido, ya que no se vislumbra un sentido claro y más que nada parece que lo significativo es mantener la conexión.

En las primeras etapas de desarrollo la mirada del otro es importante porque nos constituye como seres humanos. El ser humano es introducido a la cultura a la que pertenecen a través de la mirada de la madre o quien cumpla la función materna. Crecer y madurar es también ir dejando de estar pendientes de esa mirada.

El autoconocimiento y el trabajo psíquico personal son útiles para discernir cuánto, cómo y por qué me afecta lo que me afecta, cuánto de eso es una devolución subjetiva de un otro y cuánto de lo que “nos hacen sentir” está en nosotros mismos. Por lo tanto, es importante discernir entre aquello que mostramos y el valor que para nosotros tiene.

Por otro lado, hay que tener en cuenta el tiempo que le estamos dedicando a las redes sociales. Probablemente, la cantidad de información que estemos dando y recibiendo sea proporcional a la importancia que le otorguemos a esas plataformas. Las redes sociales no son buenas o malas en sí mismas, sino que dependen de lo que signifiquen para cada uno de nosotros.

Consejos para no depender de las redes sociales:

Sugiero cuidar la intimidad y diferenciar las cuestiones que queremos compartir con aquellas que hay que mantener en el ámbito privado. También me parece importante que cada persona pueda conectarse con sus sentimientos, con lo que le gusta y con lo que hace y evitar estar condicionado por la cantidad de likes que recibe en una publicación.

Es fundamental realizar actividades que nos generen gratificación y no estar condicionado al “me gusta” que recibimos de otros.

Además, que sea una prioridad construir relaciones virtuales con personas respetuosas y que aporten algo constructivo a la vida de cada uno, para evitar comentarios que puedan incomodar.

Por último, cuando hacemos una publicación sobre nuestra intimidad, detenernos y preguntarnos: ¿Qué buscamos? ¿Qué estamos mostrando de nosotros? ¿Qué le contamos a ese “afuera”? ¿Nos ayuda ese intercambio?

Licenciada en Psicología Cecilia Nelli.

Matrícula 888.